La preocupación por el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito del entretenimiento suma una nueva voz notable. Zelda Williams, hija del legendario comediante Robin Williams, exigió públicamente un cese inmediato a la circulación de recreaciones digitales de su padre. Mediante su cuenta de Instagram, la cineasta pidió a sus seguidores dejar de compartir videos e imágenes generados con esta tecnología. La hija del actor declaró que esas imitaciones resultan perturbadoras y no representan lo que su progenitor querría.

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Williams calificó este tipo de contenido como sumamente ofensivo para la memoria del actor, según publicaciones en sus historias. Subrayó que, lejos de rendir tributo, estas imitaciones digitales son desagradables y representan una seria falta de respeto hacia la figura de su progenitor y su círculo íntimo. Indicó que la práctica constituye una banalización de la vida e historia de los seres humanos.

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La directora de cine insistió en que su rechazo a esta práctica no nace de un simple malestar personal, aunque le resulta desagradable verlas. Explicó que tales actos reducen el legado de personas auténticas a burdas imitaciones visuales y auditivas fabricadas. Zelda Williams agregó que quienes crean estos contenidos repugnantes no están desarrollando arte.

La crítica principal de la hija del actor se centra en cómo la cultura digital modifica el recuerdo artístico de su padre. Censuró la tendencia de convertir la imagen y voz de celebridades en material para lo que llamó "horribles videos de TikTok". Williams sentenció que este uso de la IA desvirtúa el sentido original de la obra e identidad personal de su padre.

Preocupaciones éticas en Hollywood

La postura de Zelda Williams sobre las inteligencias artificiales no resulta novedosa, pues documentó el tema en el año 2023. Durante la huelga del sindicato de actores SAG-AFTRA, la actriz advirtió sobre el impacto real de reproducir rostros y voces de intérpretes ausentes. Mencionó que mucha gente busca entrenar modelos para crear actores que no pueden dar consentimiento, tal como ocurre con la figura de su papá. Esto, argumentó, deja de ser teórico para volverse algo muy real con serias implicaciones éticas.

Williams enfatizó el derecho de los intérpretes vivos a mantener su dedicación humana en la creación artística. Advirtió que permitir estas imitaciones impone un empobrecimiento cultural, describiendo el resultado como un "monstruo Frankenstein de lo más bajo de esta industria". Además, pidió dejar de catalogar la IA como "el futuro," pues solo recicla torpemente el pasado para el consumo masivo.